La osteopatía infantil es la aplicación de esta reconocida terapia manual adaptada a la estructura del bebé o del niño. Hasta hace relativamente poco tiempo, en el bebé solo se trataban las deformaciones craneales, las escoliosis, las tortícolis y poco más.
La osteopatía infantil trata al bebé desde su nacimiento hasta la pubertad, durante la evolución y desarrollo del organismo para corregir posibles alteraciones y patologías que afectan a diversas estructuras del cuerpo de su cuerpo. También durante el embarazo y la vida intrauterina se pueden producir tensiones que repercuten en el desarrollo fetal.
El principal problema radica en que estas afecciones pueden limitar el desarrollo normal del recién nacido, marcando las etapas próximas de la vida del pequeño. O las de los padres. ¿Quien no ha estado noches en vela por los dichosos cólicos del lactante?
En Osteopatía Guadalajara tratamos patologías comunes que afectan al neonato y trabajamos sobre los diferentes sistemas: las fibras óseas del cráneo, el sistema cráneo sacro, el sistema visceral, etc.
Por supuesto, sin olvidar el tratamiento de la embarazada y sus trastornos, teniendo en cuenta que puede estar perturbando el normal desarrollo del feto.
En el tratamiento aplicamos técnicas sutiles, apacibles, dulces y tremendamente respetuosas hacia la naturaleza del bebe o del niño. El bebe deberá reaccionar positivamente a los estímulos inducidos por el osteópata.
Es importante intentar solucionar el problema que sufren, ya que se irritan, se alteran, estresan y se deprimen. No solo hay que paliar el trastorno, sino prevenir las secuelas que pueden repercutir en su equilibrio y buen desarrollo del organismo.
Trastornos y patologías que hay que tratar a través de la osteopatía
- Trastornos del aparato digestivo: cólicos, estreñimiento, reflujos-vómitos, gases-flatulencias, etc.
- Deformidades craneales a causa del parto o de traumatismos como: plagiocefalia, hidrocefalia, macrocefalia, microcefalia, lesiones de los pares craneales, etc…
- Lesiones del aparato locomotor: luxación y subluxación congénita de cadera, tortícolis congénitas, problemas musculares (contracturas, tortícolis, tensiones del cuerpo, etc), etc…
- Alteraciones respiratorias: exceso de mucosidad, catarros, tos, sinusitis, rinitis, bloqueo del musculo diafragma.
- Auditivos-oído medio: otitis media de repetición, zumbidos, alteración vestibular…
- Problemas visuales: obstrucción del conducto lacrimal, estrabismos, reducción del campo visual, ojo vago, alteraciones del equilibrio.
- Alteraciones del desarrollo psicomotor-cognitivo, problemas de comportamiento-conducta y aprendizaje, hiperactividad.
- Estados de nerviosismo, tensiones emocionales, alteraciones del sueño.
- Lesiones propias del pie como pie zambo-equinovaro, torsión tibial y femoral, tobillo valgo, problemas en la biomecánica al andar, anomalías en la pisada.
- Desequilibrios posturales, escoliosis, trastornos en el equilibrio.
- Maloclusiones dentales, desequilibrios en la articulación temporomandibular.
- Cefaleas y migrañas.
- Secuelas postquirúrgicas o prevención de secuelas postquirúrgicas, cicatrices postquirúrgicas, rehabilitación postquirúrgica.
La dulzura y la calidad del tacto con que se realizan este tipo de técnicas, garantizan y avalan la confianza que los padres depositan en los osteópatas que nos dedicamos al tratamiento manual de estos pequeños pacientes, sus hijos.
Desde la primera sesión el bebé/niño deberá reaccionar positivamente al estímulo que la osteopatía le ha producido y a pesar de la dificultad que implica para el trabajo del especialista, la satisfacción de comprobar una evolución positiva no tiene comparación con ningún paciente adulto.